miércoles, 9 de mayo de 2012

Ventriloquía


A nivel compositivo encuentro que el plano principal está desequilibrado, ya que el peso cae a la izquierda, justo donde se coloca Franco (a su derecha, por supuesto). Carmencita se sitúa en uno de los puntos de interés y es la única que la cumple la regla de los tercios, en un plano casi americano del Caudillo y medio de Carmen Polo y la niña. Lo que más llama la atención es que Franco le pide a la pequeña que mande un mensaje espontáneo a los niños alemanes. Si nos fijamos, vemos a Franco mover los labios al unísono de lo que dice la niña "espontáneamente". Éste es otro ejemplo de la manipulación brutal de la época.

1 comentario:

  1. Es increíble y ridículo que se presente el discurso de la niña como si se tratara de un mensaje espontáneo. Sus palabras se entrecortan con pausas y su tono de voz sigue una cancioncilla bastante molesta. En cuanto a la puesta en escena, nunca mejor dicho, destaca Carmencita por su vestido blanco símbolo de pureza, inocencia y bondad. En contraposición encontramos al caudillo de pie, firme y vestido de militar. Una buena estampa familiar.

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